viernes, 3 de agosto de 2018

Un desafío que excede los límites de la cancha




La llegada de Mario Ledesma a la conducción de los Pumas tendrá un impacto que va más allá de lo que hagan 15 jugadores durante 80 minutos en una cancha. Toda la estructura del rugby argentino necesita del impacto que puede aportar un hombre con su formación, sin olvidar su pasión por la camiseta.

Mario Ledesma destacó la función social que conlleva su nuevo rol de entrenador del seleccionado argentino de rugby e instó a producir un cambio que impacte en la sociedad. Una misión compleja en este país, ciertamente. Si al menos puede trasladarlo al ámbito más acotado del rugby argentino ya habrá logrado mucho. Se descarta que lo hará en el seleccionado, como lo hizo con Jaguares, pero el presente exige también una transformación estructural. Empezando por el juego, pasando por el desarrollo y llegando hasta la competencia.

Adentro de la cancha, el rugby argentino debe recuperar su esencia. Scrum y defensa, dos pilares históricos de cualquier seleccionado vestido de celeste y blanco, se han perdido en los últimos años. Desde Pumitas a Pumas, pasando por Argentina XV y Jaguares, y aún por los clubes, urge reafirmar estas bases. La mayor dificultad pasa por hacerlo sin resignar la voracidad ofensiva que adquirieron bajo la tutela de Hourcade. Será un equilibrio difícil de conquistar, pero que en poco tiempo al mando de la franquicia Ledesma demostró que era posible.

“Equilibrio” es una palabra que Ledesma repitió varias veces el miércoles durante su presentación. No se trata sólo de balance entre ataque y defensa. También entre pasión y trabajo. Lo primero, afirmó Mario, es algo innato en los argentinos, una virtud más difícil de conseguir en el resto del mundo. En lo segundo es en lo que más debe trabajar el flamante head coach.

El número 18 parece como paradigmático en Ledesma. 18 son los partidos que jugó en Mundiales, el máximo para cualquier Puma. La entrega con que disputó cada uno de ellos es el mejor ejemplo para sus discípulos. 18 también son los años en que vivió en el exterior, principalmente en Francia hasta 2015 y los últimos tres años en Australia. Allí aprendió de una mentalidad y una predisposición hacia el trabajo distintas, pero que si logra adaptar a la idiosincrasia argentina marcará una gran diferencia.

En este sentido, el ciclo empezó mal, y no precisamente por falencia suya. Si Hourcade dejó de ser el entrenador el 16 de junio, resulta irrisorio que haya habido que esperar dos meses y medio para designar a su sucesor, a que los Pumas ya hubieran tenido dos jornadas de entrenamientos, a estar a 16 días del debut en el Rugby Championship, a no saber siquiera con qué jugadores se puede contar y con cuáles no.



Ahora eso ya pasó, se llegó a buen puerto y es tiempo de mirar hacia adelante. Con el Rugby Championship como primera escala, con el Mundial de Japón como gran objetivo y con tres años y medio para trabajar, no sólo en un equipo, sino en un proyecto. “Proceso” es otra palabra que enfatizó Ledesma en la sede de la UAR en Martínez. Que el proceso esté por encima del resultado. Algo muy difícil de sostener en un país exitista, pero algo en lo que el rugby argentino es ejemplar. Claro que ese proceso tiene que traducirse en el desempeño adentro de la cancha. Aun en la derrota.

Lo que hizo Ledesma con Jaguares en poco tiempo es una muestra cabal de cómo se puede lograr ese traspaso de la teoría a la práctica, del entrenamiento a la cancha, del rendimiento a la victoria. Pero también fue una muestra de que este proceso recién comienza, de que hay muchísimo por mejorar. Y el primer desafío es nada menos que el certamen más exigente del mundo.

Lo que era una ventaja en el Super Rugby, bien dijo Ledesma, se transforma en una contra en el rugby internacional. Tener a los mejores jugadores nucleados bajo el ala de Jaguares le da a la franquicia una profundidad que no tienen ni siquiera los equipos neocelandeses. Pero cuando el calendario marca el comienzo del rugby de Test Match, los Pumas padecen por la falta de recambio. Aquí también deberá trabajar mucho Ledesma: en buscar la forma de, sin poner esta coyuntura como excusa, buscar alternativas en algunos puestos en donde escasean jugadores de jerarquía.

El de los pilares es el caso más emblemático, pero no el único. Hoy no aparece una alternativa clara en el puesto de apertura, por ejemplo. Los Pumitas vienen sacando muy buenos jugadores cada año. Algunos dan el salto directo al seleccionado (Boffelli, Kremer). Otros necesitan mayor tiempo de maduración, pero pueden tener un impacto similar. El problema, todavía sin respuesta, es dónde continuar su desarrollo. Tarea extra para el gran Mario Ledesma.

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