martes, 2 de julio de 2019

Súper Rugby: la estrategia de los Jaguares para combatir el jetlag y un viaje muy distinto a todos


CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda.- El tema no es nuevo, hace cuatro años que se cruzan el planeta para jugar contra los mejores equipos del mundo. En todo caso, la novedad es que los Jaguares tendrán que pasar por esta situación sin que se trate de una gira, en la que el primer partido suele ser tomado como un encuentro para aclimatarse. Igual, no van a usar el asunto del jetlag como excusa. Están bien de ánimo. Algo que se nota en el trato entre ellos, en los gestos. En las pequeñas charlas. Hay una energía especial en el ambiente. No puede ser de otra manera después de la tremenda victoria en las semifinales y de un año que ya es inolvidable.
La situación es nueva porque el año pasado, cuando jugaron con Lions como visitante en su primera incursión en los cuartos de final, fue en Johannesburgo, donde el viaje es más corto y la diferencia horaria menor. Y este año, por supuesto, los dos encuentros de playoffs previos fueron en la cancha de Vélez.
El envión que impulsa a este grupo invita a soñar. Pese a que Crusaders es el favorito para la final del Super Rugby que se jugará el sábado próximo, en la madrugada de la Argentina (a las 4.35), el espíritu que expresa el plantel hace que, incluso, los mejores del mundo los empiecen a mirar con mucho cuidado y hasta admiración.
"Incluso viajando a Nueva Zelanda, la experiencia que obtendrán al jugar en una final es buena para el rugby argentino", dijo ayer Sean Fitzpatrick, exjugador de los All Blacks y considerado por muchos como el mejor hooker de la historia, que aseguró, además, que todo esto acrecienta las posibilidades de los Pumas en el próximo Mundial de Japón.
Pero hasta Fitzpatrick, mientras adornaba de elogios al equipo, recordó el detalle del viaje. En total duró unas 17 horas. Embarcaron veinte minutos antes de la medianoche del domingo y llegaron al Crown Plaza de esta ciudad cerca de las 9 del día martes (el lunes para ellos se esfumó entre el vuelo y el cambio de husos horarios). Con paciencia y buen humor atendieron cientos de pedidos para sacarse selfies en Ezeiza. Siempre fue así, pero la mejor temporada de la joven campaña de la franquicia aumentó la efervescencia. Y los pedidos siguieron en la escala en el aeropuerto de Auckland, con los hinchas argentinos que viajaron especialmente para esta final.
El descanso en el vuelo es algo muy particular y cada jugador lo toma de una manera distinta. Algunos se levantaban para estirarse cada tanto, otros intentaron dormir, pero a veces no es fácil hacerlo. Igual, como ocurre desde hace años con los equipos de la UAR, siempre se viaja en las mejores posiciones disponibles. En ese sentido, peor lo pasaron los jugadores australianos de Brumbies, que se volvieron a Oceanía en el mismo vuelo, pero desperdigados en la clase económica, donde los espacios para jugadores de hasta 2 metros, suelen ser poco confortables. Eso, porque ya no quedaban más posiciones en primera.

Porque lo más difícil para Jaguares comenzó apenas llegados a Christchurch. Tras el almuerzo, habrá una reunión de equipo para definir pautas y plan de trabajo en la semana, deportivamente hablando, más importante de sus vidas.
Y si el sueño puede empezar a apoderarse de algunos, se apelará a la cafeína y se seguirá con una sesión de gimnasio y fisioterapia antes de la cena. La premisa es clara, un programa de actividades bien cargado para que nadie se puede dormir durante el día. Hacerlo significaría demorar más de la cuenta la adaptación y ceder en la batalla contra el jetlag.
Mañana sí se dará la primera práctica en el campo en tierra neozelandesa. La única duda que puede surgir en la formación es si Ramiro Moyano, recuperado de una lesión, puede volver a ingresar como wing. Aunque la cantidad de recursos en la ofensiva de Crusaders, invita a pensar que Moroni no debería dejar el equipo. Algo parecido podría pensarse sobre sacarlo al otro wing, a Sebastián Cancelliere, también de brillante desempeño.
En todo caso, como ocurrió con la tercera línea el viernes pasado (jugaron Tomás Lezana, Javier Ortega Dessio y Pablo Matera), que Marcos Kremer sea alternativa desde el banco, otro motivo positivo. Lo mismo puede decirse de Moyano. Y lo mejor de todo es que acá nadie está enojado. Al contrario. Todos saben qué es lo que tienen que hacer y cómo deben comportarse para creer que esta increíble locura todavía puede ofrecer más sorpresas.

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